14 agosto 2010

7- Chicas vs. Chicos

-¿Qué prefieren ver? -preguntó Alice, mirando las películas que habíamos alquilado para nuestra noche de chicas-. ¿Terror, comedia, romance o aventura?
-Terror -respondió Kate, acomodándose en el colchón, el cual estaba colocado en el piso.
-Nunca me gustaron las películas de terror. Pero si no tengo opción, elegiré esa –dije, mientras me sentaba en el puff lila.
-¿Y ustedes qué dicen chicas? -Alice se dirigió a Holly y a Bella.
-Terror -contestaron las dos al mismo tiempo.
-¿Qué película alquilaron? -cuestioné. No había logrado ver los títulos, ya que Alice no me lo permitió.
-“Cuando un extraño llama” -Kate saltó de la emoción-. Es mi película de terror favorita.
-Apaguemos las luces -pidió Holly-, así se pondrá más interesante.
-No, por favor -rogó Bella-. Les prometo que si no quiero verla, me dormiré y podrán dejar la habitación a oscuras.
-Está bien -dijo Alice.
Puso la película y se sentó junto a Kate en el colchón. Esta era una de las películas de terror más feas, según Bella. Cuando comenzó, todas nos quedamos calladas. Esto iba a ponerse emocionante.

Conforme la noche avanzaba, la película también lo hacía. Estábamos en la parte en la que la niñera veía que la luz se encendía luego de recibir dos llamadas. Una fue una broma de sus amigos, pero la otra, era de un extraño, que le puso los pelos de punta.
-Esto se pone feo -susurró Kate.
Todas estábamos de acuerdo. La pobre chica se lo estaba pasando terriblemente mal. En ese momento, sonó mi celular.
-Lo siento -me disculpé-. Olvidé dejarlo en silencioso.
-No hay problema -dijo Alice, mientras ponía pausa.
Atendí y puse el altavoz.
-¿Diga?
Me quedé helada con lo que escuché. La llamada sonaba igual que en la película. Se oía la respiración de alguien. Miré a mis amigas, que estaban igual de asustadas. Rápidamente corté.
-¿Qué diablos fue eso? -preguntó Alice, preocupada-. ¿Qué número era?
-Era desconocido -le respondí.
-Esto no puede estar pasando -dijo Bella, realmente aterrada.
-Tienes razón -afirmó Holly.
-Vamos chicas, esto debe ser una broma telefónica -la voz de Kate temblaba por el miedo.
-Traeré a Jasper para que nos calme -dijo Alice, mientras se paraba y se dirigía a la puerta. Intentó abrirla, pero no pudo.
-¿Qué ocurre Alice? -le pregunté, llena de espanto.
Se dio la vuelta lentamente.
-Alguien cerró la puerta desde afuera.
De repente, se cortó la luz. Bella gritó tan fuerte que apostaría a que todo Forks la oyó.
Nos levantamos de nuestros lugares. Estábamos tan asustadas que echamos a correr dentro de la habitación buscando una salida.
-¡Ayúdennos! -grité con todas mis fuerzas.
-¡Alguien destrabe esta puerta! -gritó Kate, bastante alterada.
-¿Qué vamos a hacer? -preguntó Holly-. Estoy muy aterrada.
-¡Dejen de gritar como locas y cálmense! -pidió Alice elevando la voz por encima de los interminables gritos.
-Tú también deberías calmarte, Alice -le sugirió Bella.
-Sí, tienes razón -admitió-. Ahora les diré lo que haremos. Vamos a guardar silencio y a pensar una solución para poder salir de aquí.
Al rato nos sumimos en un profundo silencio. Me puse a pensar la manera de poder buscar una salida. No quería estar toda la vida encerrada ahí adentro.
En eso estaba cuando una mano se apoyó en mi hombro.
-¡Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh! -grité como nunca antes lo había hecho.
Las chicas se quedaron paralizadas. Podía oír el acelerado ritmo de los corazones de Kate, Holly y Bella. Me di la vuelta lentamente para encontrarme con una figura oscura. Éste levantó la otra mano, en la cual sostenía un cuchillo. Iba a matarme, cosa que era imposible, pues yo no podía morir. Aún así, estaba aterrada. En el momento en el que iba a clavármelo en el cuerpo, escuchamos una risa. Esta risa provenía de la persona que nos estaba poniendo los pelos de punta.
Gracias al cielo, volvió la luz, y pudimos observar a ese alguien que nos había dado el peor susto de nuestras vidas.
-¡¡Edward!! -gritamos todas al mismo tiempo.
-Jamás creí que se asustarían tanto por una tonta película -dijo, con tono burlón.
-¡¿Cómo pudiste Edward?! -le gritó Alice-. ¡¿Acaso no pensaste en Bella?!
-Oigan, yo no fui el que planeo esta broma -se defendió.
-¿Broma? -pregunté.
Escuchamos varias risas que provenían del armario. Me levanté y me dirigí allí. Puse ambas manos en las manijas de la puerta y la abrí. Gran sorpresa me llevé cuando encontré a Jasper, Jacob y Patrick riéndose a más no poder. Noté que Jasper tenía una filmadora.
-¿Qué haces con esa filmadora? -le pregunté, enojada-. Queremos, porque hablo en nombre de todas las chicas, saber qué es lo que están haciendo.
-Bueno, -empezó Jasper- Emmett se enteró de que harían una noche de chicas y mirarían una película de terror. Entonces nos reunió a nosotros cuatro para que les jugáramos una broma.
-Conseguimos tu número de celular y nos las arreglamos para que no saliera el número del teléfono desde el cual te llamábamos -continuó Jacob-. Después nos dirigimos al interruptor y apagamos las luces de toda la casa, luego Patrick se acercó a la puerta y la cerró, porque sabíamos que cuando la habitación quedara a oscuras, ustedes saldrían en busca de linternas.
-El último paso de la broma le tocaba a Edward -esta vez siguió Patrick-. Le dijimos que se pusiera una capa y se les apareciera con un cuchillo para asustarlas. Esa fue…
-Hay algo que todavía no entiendo -le corté-. Si estuvieron todo el tiempo fuera de la habitación, ¿cómo fue que entraron al armario?
-Entramos por la ventana -contestó Jacob.
-¿En qué momento?
-Cuando empezaron a gritar como locas. Gritaban tan fuerte que no fue difícil escabullirnos y encerrarnos en el armario. Jasper trajo la filmadora y las filmó. Pero también escondimos una en el televisor. Así que tenemos toda la broma filmada.
-Jaja, muy gracioso -dije sarcásticamente-. Seguro que todo resultó demasiado fácil para ustedes.
-En realidad no -admitió-. Lo más difícil fue aguantarnos la risa. Creíamos que arruinaríamos la broma.
-¡La pagarán muy caro! -saltó Kate.- En especial tú, Patrick.
-Será mejor que salgan de aquí en cinco segundos antes de que ninguna de nosotras tenga piedad de ustedes -amenazó Alice.
Los chicos salieron de la habitación al oírla. Todos sabíamos que las venganzas de Alice no eran cosa de risa.
El lugar quedó sumido en silencio. Pero no en uno cualquiera. En unos cinco segundos, Kate estallaría de rabia. Cinco, cuatro, tres, dos, uno…
-¡¡Voy a matarlos por habernos hecho esto!! -gritó.
-Cálmate, Kate -traté de tranquilizarla.
-No lograremos nada si nos quedamos aquí de brazos cruzados -dijo Alice.
-¿Qué propones? -preguntó Holly.
Sólo necesitó decir una palabra.
-Venganza.
-¿Cómo haremos para vengarnos de ellos? -cuestioné.
-Piensen. Algo se nos tiene que ocurrir -Kate estaba dispuesta a todo con tal de que los chicos recibieran su merecido por lo que nos habían hecho.
A mí no se me ocurría nada. Para ser sincera, jamás había planeado una venganza contra alguna persona. Pero esto era diferente. Todas deseábamos castigar a ciertas personas que estaban riéndose en la habitación de al lado. Ni siquiera pude pensar en una idea. Un golpeteo en la puerta interrumpió todos mis pensamientos.
-Adelante -dijo Alice. En su voz se notaba el enojo.
-¿Qué les pasa que están todas con esa cara? -preguntó Carlisle.
Las cinco empezamos a hablar a la vez.
-Fueron los chicos… -empezó Kate.
-El celular de Emma sonó -interrumpió Alice.
-Entraron por la ventana -dije.
-Cortaron las luces -saltó Holly.
-¡Nos filmaron! -gritó Bella.
-¿Podrían por favor calmarse? -nos quedamos calladas-. Ahora, Kate, dime que fue lo que pasó.-Bueno. Estábamos con las chicas mirando una película de terror. En una de esas, sonó el celular de Emma y nos callamos para que pudiera atenderlo. Cuando lo hizo, todas nos asustamos porque la llamada sonaba igual que en la película.
»Alice quiso ir a buscar a Jasper para que nos tranquilizara, pero en el momento en que quiso abrir la puerta, descubrió que ésta estaba trabada por fuera. Para colmo, las luces se cortaron.
»Empezamos a gritar para que alguien viniera a ayudarnos. Pero como supimos que eso no nos favorecería, decidimos pensar una forma de salir. En ese momento, a Emma se le apareció un hombre atrás. Volvimos a entrar en pánico.
-¿Y luego que pasó? -cuestionó.
-Que lo cuente otra. Si te lo digo me pondré más furiosa de lo que ya estoy -dijo Kate a punto de estallar.
-Las luces volvieron y pudimos ver quien era ese hombre -Holly contempló a Bella-. Tu querido novio.
-Sabían que íbamos a ver la película “Cuando un extraño llama”, por eso planearon esta broma, con Emmett como el cerebro de la operación. Y por si esto fuera poco, ¡lo filmaron todo! -dijo Alice.
Carlisle quedó pensativo.
-Comprendo. Ustedes están enojadas porque los chicos les hicieron una mala jugada. Lo que quieren es… -observó a Alice- venganza.
-¡Sí! -exclamamos a coro.
-Pues bien. Se me acaba de ocurrir algo para que ellos paguen por lo que hicieron.
-¡¿Qué es?! -saltó Kate.
Se acercó más a nosotras y susurró su plan. Era el mejor escarmiento que recibirían.
-¿Están de acuerdo? -preguntó Carlisle cuando terminó de contarnos su idea.
-¡Efectivamente! -contestamos al mismo tiempo.
-¡Manos a la obra! -gritaron Karissa y Kristina, entrando en ese momento.
-¿Van a participar? -cuestionó Holly.
Las gemelas asintieron con una enorme sonrisa en sus rostros.
-Todos a sus puestos -dijo Carlisle.
Inmediatamente, nos pusimos a trabajar. Lo primero que debía hacer, era dirigirme a la habitación de Alice y traer todos sus estuches de cosméticos, que serían alrededor de veinte. Pero no estaba segura de que quisiera encaminarme hacia allá, porque para eso debía pasar por delante del dormitorio de los chicos.
Noté que la puerta de la pieza de ellos estaba cerrada. Suspiré, aliviada. Iba entrar a la habitación de Alice cuando empecé a escuchar el latido de un corazón. Por favor, que sea Kate, pensé. Me dí la vuelta lentamente. Allí, de pie, estaba Jacob. Me miraba de arriba abajo. Esa noche me había puesto un pijama que Alice había elegido para mí. Era una remera con tiritas y un short, ambos de color violeta. Odio que me vean vestida de esa forma. Para colmo, esta ropa marcaba demasiado mi busto y mi cintura.
Antes de que pudiera decirme algo, pasé a su lado con prisa, entré a la pieza de cierta persona que me obligó a ponerme este… pijama, tomé sus estuches repletos de maquillaje y salí. Él todavía estaba ahí, mirándome con sorpresa. Creo que no esperaba que yo reaccionara de esa forma.
En el momento en que iba a dirigirme al dormitorio donde se encontraba el resto de las chicas, Jacob me tomó del brazo, logrando detenerme.
-¿Qué fue eso? -preguntó.
-¿Qué cosa? -cuestioné.
-Mira, sé que estás molestas por la broma que les hicimos, pero no tienes por qué ignorarme.
-Yo…
Silenció mis labios con uno de sus dedos y, lentamente, comenzó a inclinar su rostro hacia el mío. Estaba a punto de besarme, igual que en el acantilado. Pero esto no debía ocurrir, y menos si no estamos solos. Ya podía sentir su aliento abrasador cerca de mi boca. Cerré los ojos, esperando sentir el roce de sus labios en los míos.
-¡Jacob! -gritó Emmett-. ¡¿A qué hora piensas venir?!
Jacob gruñó, tomó aire, como si quisiera contenerse de algo, y besó mi mejilla.
-Nos vemos -dijo, antes de irse con los chicos.
Me quedé allí, parada en medio del pasillo. Levanté una de mis manos hasta mi mejilla, donde aún podía sentir el contacto de su corto, pero cálido beso.
-¡Aquí estás! -exclamó Holly, apareciendo de la nada-. ¿Dónde te habías metido?
No contesté, por lo que me observó con atención.
-¿Te encuentras bien? -preguntó.
Asentí con lentitud.
-De acuerdo… -no parecía muy convencida-. Quiero hablar contigo sobre algo, pero otro día, porque aquí nos pueden escuchar.
-Está bien -contesté, recuperando el habla.
-Será mejor que vayamos yendo. Alice está esperando el maquillaje.
Llegamos junto a las demás en un abrir y cerrar de ojos.
-¡Por fin, Emma! Creímos que te habían raptado o algo por el estilo -comentó Alice cuando le entregué todos sus cosméticos.
-No exageres -dije.
-¿Entonces por qué te tardaste tanto? -me miró con suspicacia.
-Por nada en especial -contesté.
-Bueno, si no fue nada… ¡manos a la obra!
Rápidamente, nos pusimos a trabajar. Mientras Alice, Bella y Holly maquillaban a Carlisle y Karissa y Kristina buscaban ropa para la gran broma, Kate y yo tomábamos las cámaras para colocarlas en todos los rincones de la casa.
-¿Cómo van las cosas entre tú y Patrick? -le pregunté, entretanto me subía a una silla y colocaba la última filmadora.
-¿No dejarás de atormentarme con preguntas hasta que responda? -cuestionó, con una sonrisa en la cara.
-No. Vamos, cuéntame -insistí.
-De acuerdo. Como dije ayer, tenemos gustos parecidos. Y… siento algo por él…
-Kate, eso es un sentimiento, y tiene nombre. Se llama…
-¡No lo digas! -me interrumpió.
-Amor -logré decir.
-Estás loca. ¿Ya has podido conectar el cable?
Asentí y volvimos al dormitorio.
-¡Listo! Ya hemos cumplido con nuestra parte -anuncié cuando entramos.
-¡Estupendo! Vengan a ver nuestra obra de arte -dijo Holly.
Nos acercamos y sonreímos al ver a Carlisle.
-¡Es increíble! -exclamé-. Se han esmerado.
-Un muy buen trabajo. Parece el verdadero.
-Sólo falta la ropa. ¡Karissa! ¡Kristina! -llamó Holly.
Las gemelas aparecieron a los pocos segundos con un suéter rayado rojo y verde, pantalones, zapatillas y un sombrero, negros.
-Con esto completaremos el atuendo -dijo Karissa.
Finalmente podíamos distinguirlas. Holly nos contó que Karissa tiene un lunar en el cuello, mientras que Kristina lo tiene debajo del ojo izquierdo. Es el método que utiliza para saber quién es quién.
-Vístete, Carlisle -ordenó Kristina.
Carlisle entró al baño para cambiarse. Salió a los pocos segundos. Al verlo, nos quedamos mudas.
-Es… -empezó a decir Bella.
-¡Genial! -gritó Alice.
-Hay que proceder con la segunda fase del plan -dije.
Inmediatamente, fuimos todas, excepto las gemelas, que se quedaron con Carlisle para darle los últimos detalles al vestuario, a la pieza de los chicos. Holly, que fue la primera en llegar, tocó la puerta. Abrió Emmett.
-¿Qué pasa? -preguntó.
Kate se acercó y le entregó una película.
-¿”A Nightmare on Elm Street”? -leyó el título.
Los otros chicos se hicieron presentes.
-Los desafiamos a verla. Pero con las luces apagadas y la puerta cerrada... con llave -propuse.
Sonrieron.
-¡Aceptamos! -exclamó Patrick.
Sin darnos tiempo a decir algo más, nos dieron la llave para que cerráramos y entraron a ver la película.
Volvimos al dormitorio.
-¿Listo para la acción, Carlisle? -preguntó Kate.
-Más listo que nunca -respondió.
Silencioso como un ratón, salió de la habitación. Mientras tanto, Alice, Bella, Kate, Holly, Karissa, Kristina y yo nos sentamos alrededor del televisor para ver por la pantalla nuestra broma. Cuando lo encendimos y vimos que los chicos empezaron a ver la película, sonreímos. Nuestra venganza acababa de iniciar.
Estaban todos sentados, preparados para asustarse un rato, aunque dudaba que así fuera, puesto que ellos son, quizás, más valientes que nosotras. Pero con la sorpresa que les daría Carlisle, de seguro perderían todo su coraje.
-De acuerdo, equipo -comenzó a decir Emmett en medio de la película-, tenemos que planear la siguiente broma. Ese susto que les dimos fue sólo el comienzo.
-¿No podríamos dejarlas en paz, Emmett? -preguntó Edward-. Creo que de verdad te pasaste.
-Tiene razón -lo apoyó Jasper-. Bastó con ver sus caras para que nos diéramos cuenta de que pagaríamos por lo que les hicimos.
-¡Tonterías! Ellas apenas son capaces de cazar un alce -dijo Emmett, comenzando a reírse.
Todas lanzamos un gruñido por lo bajo, incluida Bella, pues lo que más nos molesta es que se burlen de nosotras.
-¿Por qué mejor no te dedicas a cerrar tu boca y mirar a Freddy? -le preguntó Patrick a Emmett.
-Porque ahora prefiero pensar en otra broma para hacerles a las chicas -contestó.
-Que inmaduro eres -observó Jacob.
Emmett puso cara de tristeza y miró a los demás.
-¿Creen que parezco eso?
Asintieron.
-Gracias, son muy buenos amigos -dijo.
Los chicos estallaron en estruendosas carcajadas. Después se concentraron en la película. O eso creímos.-Patrick, ¿qué sientes por Kate?
Todas nos volteamos para mirar a Kate. Patrick miró a Emmett con mucha seriedad.
-¿Y qué sientes tú con respecto a Holly? -preguntó.
-¿Por qué mejor no se callan y miran la película? -cuestionó Jacob.
-Se nota que los chicos tienen poco cerebro -dijo Kate.- Sufren escasa concentración. No pueden mirar cinco minutos el televisor que ya están diciendo alguna que otra estupidez.
Comenzamos a reír.
-Tienes razón, Kate. Evidentemente, somos nosotras las más inteligentes -manifestó Holly.
-Silencio -pidió Alice-. Se acerca la mejor parte de nuestra venganza.

Cuando terminó la película, comenzó la acción. Lo que ocurrió a continuación fue lo siguiente: los chicos la sacaron en cuanto empezaron los títulos. Mientras Edward se ocupaba de guardarla en la caja, Patrick se dirigía a la puerta para abrirla.
-¡Diablos! -exclamó-. Olvidé que les dimos la llave a las chicas.
-Déjamelo a mí -sugirió Emmett al tiempo que se disponía a echar la puerta debajo de un solo puñetazo.
-Esme te matará si haces eso -le recordó Jasper.
En ese momento, se apagaron las luces, o mejor dicho, nosotras lo hicimos.
-Lo que nos faltaba -dijo Jacob-. ¿Acaso podría ponerse peor?
-Es probable -comentamos con las chicas al unísono.
-¡Chicas! -llamó Emmett-. ¡El maldito foco se quemó! ¡Sáquenle llave a la puerta para que podamos salir!
Acabó de decir eso cuando alguien salió del ropero. Sigilosamente, se acercó a Emmett y colocó la mano derecha en su hombro. No podría explicar lo bien que lo pasamos cuando vimos la cara de susto de los chicos al ver a Freddy Krueguer en persona.
-Esto no está pasando -dijo Jasper.
Se disponía a enterrarles las garras cuando comenzó a oírse una risa apenas audible. Me acerqué al interruptor y volví a conectar la electricidad. Al hacerlo, los chicos pudieron ver bien a Freddy, aunque en realidad vieron a…
-¡Carlisle! -exclamó Edward.
Destrabé la puerta para entrar a la habitación junto con las chicas. Todas, al igual que Carlisle, estallamos en carcajadas.
-¿Qué significa esto? -preguntó Jacob. Podría jurar que temblaba de la ira.
-Estuvo muy… gra… gracioso -dijo Kate, pero lo hizo con dificultad ya que la respiración le fallaba debido a las interminables risas.
-No sé qué le ven de divertido. ¡Son realmente crueles! -gritó Emmett.
-Ustedes también lo fueron cuando nos hicieron esa “broma” -le recordé. Traté de decirlo con seriedad pero no pude. En ese momento lo único que me invadía era la alegría por el susto que les dimos y por ver que nuestra venganza había dado resultado.
La puerta se abrió.
-¿Qué significa todo ese ruido? -preguntó Esme. Al ver a Carlisle sonrió-. Me gusta ese atuendo.
-Podría decirse que las chicas son excelentes maquillando y vistiendo. ¡Parezco el Freddy Krueguer verdadero! -dijo Carlisle. Estaba realmente complacido con su disfraz.
-¡Todavía nos deben una explicación! -gritó Patrick-. ¡¿Por qué diablos nos hicieron esto?!
Decidí irme de ahí. Lo que menos quería era presenciar una discusión, y por algo tan tonto como una broma. El aire fresco me hará bien, pensé. Me dirigí a la puerta que daba al patio y salí. Era una noche como todas las demás pero había algo diferente en ésta. Debe ser porque me estoy divirtiendo con mis amigas.
De pronto, sentí que alguien me tocaba el hombro. Dí la vuelta y me encontré cara a cara con Felix.
-Hola, Emma -saludó-. ¿Qué haces vestida así acá afuera? -preguntó, mirándome de arriba abajo.
-Salí para tomar un poco de aire -respondí.
Se acercó a mí. Retrocedí.
-Tranquila -dijo, colocando sus manos en mi cintura e introduciéndolas bajo mi remera.
-¿Por qué cada vez que apareces empiezas a…?
No pude seguir hablando porque puso su boca sobre la mía. Sus manos se dirigieron hacia mi sujetador, donde intentó sacármelo. Se lo impedí empujándolo con todas mis fuerzas. Al estar libre de sus brazos, salí corriendo para volver a entrar a la casa, pero no pude porque Felix, que es mucho más rápido y fuerte que yo, me tomó del brazo y tiró de mí, con lo cual caí al suelo. Inmediatamente, sentí el peso de su cuerpo sobre el mío. Con una de sus manos cubrió mi boca para impedir que gritara mientras que, con la otra, intentó sacarme el short. Me tenía firmemente agarrada. Una pregunta resonaba una y otra vez en mi mente: ¿por qué siempre me hace esto? Pude sentir cómo mis lágrimas comenzaban a caer por mis mejillas cuando…
-¡Emma! -escuché que me llamaban.
Rápidamente, Felix se quitó de encima y salió huyendo, dejándome ahí en el suelo, con el rostro bañado en lágrimas y un miedo que comenzaba a apoderarse de mi cuerpo.
-¡Aquí está! -avisó una voz conocida.
Pude ver que alguien se arrodillaba a mi lado. Era Jacob.
-¿Qué te pasó? -preguntó.
Me ayudó a levantarme. Intentó secar mis lágrimas, pero éstas seguían cayendo más y más. Sin pensar, coloqué mis brazos alrededor de su cuello y comencé a sollozar. A los pocos segundos, pude sentir los suyos, rodeando mi cintura. No sé por qué, pero el estar de esa forma con Jacob me hacía sentir… segura.
-Tranquila -me dijo-. Lo que sea que te haya sucedido, ya sucedió.
Levantó mi rostro de manera que pudiera mirarlo a los ojos. Al verlos, mi cuerpo entero se estremeció por dentro. Alzó una de sus manos para colocarla en mi mejilla, donde comenzó a acariciar con su pulgar. Cerré los ojos y suspiré. Ese cálido roce era perfecto.
-¡Emma! -escuché que me llamaba Holly.
Rápidamente, Jacob retiró su mano.
-¿Qué sucedió? -preguntó con desesperación, al tiempo que me separaba de los brazos de Jacob.
Ojala no hubiese hecho eso. Deseaba sentir su presencia cerca de la mía de vuelta. No podía creer que sólo un abrazo suyo bastara para tranquilizarme.
Holly me miró con preocupación.
-¿Estás bien? -me preguntó.
Asentí lentamente.
A los pocos segundos, Kate se hizo presente.
-¿Alguien querría explicarme qué está pasando aquí? -cuestionó.
-No lo sabremos -respondió Jacob-, hasta que Emma nos cuente.
En ese momento, se escuchó la voz de la única persona a la cual le tenía miedo.
-¿Algún problema? -preguntó Felix.
Sabía perfectamente lo que estaba haciendo. Iba a hacerse el inocente y actuar como si no supiera lo que pasaba, cuando sabía tan bien como yo que él era el causante de todos los miedos que se apoderaban de mi cuerpo cada vez que estaba cerca.
-Algo le ocurrió a Emma, pero aún no sabemos qué cosa fue -le respondió Holly.
Pude notar que Jacob observaba a Felix con suspicacia, como si tuviera la impresión de que él sabía lo que había ocurrido. Sin pensarlo dos veces, se acercó a mí y rodeó mi cintura con sus cálidos brazos, envolviéndome en un abrazo protector.
Miré a Jacob y luego a Felix. Ambos se dirigían miradas asesinas.
Deseaba que Felix desapareciera de mi vida para siempre. No quería verlo ni en mis sueños. Sólo lograba causarme temor. Uno que nunca nadie me había hecho sentir antes. Abusador, era la única palabra que acudía a mi mente cada vez que aparecía. Aún no entendía por qué me utilizaba como si yo fuera un… objeto, más que una persona. Lo único que anhelaba era que dejara de abusar de mí. Había pasado por situaciones similares en mi vida pasada, y, lo que menos quería, era volver a vivirla.
En ese momento, Edward se hizo presente en el patio, junto con el resto de la familia.
-Dí la verdad, Emma -me dijo.
-Edward, ¿de qué estás hablando? -le preguntó Esme.
-Ella sabe perfectamente a qué me refiero -respondió-. Escuché tus pensamientos.
¡Dios mío!, pensé. Había olvidado que Edward podía escuchar todo lo que pensaba. Aunque por un lado, hubiese deseado que no se enterara, por otro, me aliviaba. Sabía que necesitaba ayuda. Yo no sería capaz de salir adelante sola.
-¿Y? -insistió Edward.
-No… no puedo -logré decir.
-¿Quieres que lo haga por ti?
Asentí.
Edward quedó callado unos segundos.
-Felix sabe qué es lo que le ocurrió a Emma -empezó a decir-. De hecho, él es el causante de lo que le acaba de pasar.
-¿Qué quieres decir? -preguntó Jacob. Pude sentir como sus brazos se tensaban.
-Él… ha estado abusando de Emma -contestó.
-¡Mentira! -saltó Felix.
-Si eso es mentira, explícanos por qué ella te tiene tanto miedo -dijo Edward.
Felix se quedó mudo.
-Emma, ¿por qué nunca me lo dijiste? -preguntó Kate, mirándome.
Sentí como las lágrimas comenzaban a rodar por mis mejillas.
-Creía… que todo se… solucionaría -respondí.
Jacob me apretó aún más contra él.
En ese momento, Kate se lanzó contra Felix. Lamentablemente, como él es mucho más rápido y fuerte que ella, pudo esquivarla. La tomó del brazo y la arrojó contra una piedra, logrando que ésta se partiera a la mitad.
-¡Kate! -grité.
Me deshice del cálido abrazo de Jacob para ir a verificar que mi amiga estuviera bien, ya que se había golpeado la cabeza. Apenas llegué junto a ella, sentí que dos manos me tomaban del brazo, me elevaban en el aire y me lanzaban lejos. Mi cuerpo chocó contra un árbol y caí con un ruido sordo al suelo. Intenté mirar a mi alrededor para saber quién me había hecho eso.
-Hola, Emma -dijo la voz de Felix-. No te preocupes por lo que haré ahora. No sentirás nada.
Tomó mi cabeza entre sus manos. Estaba dispuesto a decapitarme.
En ese momento, algo alejó a Felix, salvándome. Miré a un costado para poder ver quién me había ayudado, pero al descubrirlo, quedé paralizada. No había sido un miembro de la familia, era… era… ¡un lobo enorme de pelaje rojizo! ¡El mismo que me había perseguido por todo el bosque cuando llegué a Forks! No podía creerlo.
El lobo combatía con Felix. Me dí cuenta de que no podía hacerlo solo. Emmett, Jasper y Edward fueron a ayudarlo.
-¡Emma! -me llamó Esme.
Ella estaba a mi lado.
-Entra a la casa, ¡rápido! -me ordenó.
Me disponía a correr cuando el lobo se me acercó y clavó su mirada en la mía. Aún de noche, pude observar el color de sus ojos. Ojos negros. ¡No! ¡No es posible! Me observó durante unos pocos segundos y luego echó a correr hacia el bosque. Sin perder tiempo, me precipité a la casa. Lo último que vi de la lucha, fue a los chicos lidiando con Felix.
Una vez adentro, pude ver a Patrick, quien se hallaba al costado de una camilla, en la cual yacía Kate. Carlisle estaba revisándola.
-¿Cómo está? -le pregunté con desesperación.
-Mal. El golpe que recibió fue fuerte -respondió.
Se me llenaron los ojos de lágrimas. Holly se acercó a mí y me abrazó.
-Tranquila, Emma. Ya pasó lo peor -me dijo.
-Lo sé, es sólo que… -miré a Kate-. Mira lo que causé. Si no se hubiesen enterado, esto jamás habría pasado.
Esme apareció de la nada y apoyó una mano en mi espalda.
-Emma, eres parte de esta familia. Y, como dijo Carlisle una vez…
-Nosotros cuidamos a nuestra familia -completó Carlisle, rodeando por los hombros a Esme.
Sonreí a pesar de mi tristeza.
En ese instante, aparecieron Edward, Jasper, Emmett y Jacob.
-¿Qué ocurrió? -cuestionó Carlisle.
-Demetri se hizo cargo. Se llevó a Felix a Volterra -respondió Edward, al tiempo que se acercaba a Bella y tomaba su mano.
-¿No les hicieron daño? -cuestionó Karissa.
Emmett esbozó una enorme sonrisa.
-Por supuesto que no. Soy muy fuerte -alardeó.
-No seas presumido -le dijo Holly, riendo.
-Kate despertó -habló Kristina.
Miré la camilla y comprobé que Kate había abierto los ojos. Rápidamente, me acerqué a ella y la abracé.
-¿Estás bien? -le pregunté.
-Sí. Pero me hubiese gustado partirle la cara de un puñetazo a ese... Felix -dijo con enojo.
-Tonta, podrías haber muerto -dije.
-Ya que, al parecer, todos están bien, creo que sería bueno que Alice le traiga el regalo a Emma -Carlisle sonrió.
-¿Regalo? -pregunté.
Alice corrió y en menos de un minuto volvió, trayendo en sus manos una pequeña caja.
-Toma, es para ti -me dijo con una sonrisa de oreja a oreja al tiempo que me la daba.
Tomé el regalo en mis manos y abrí la tapa. Dentro de la caja había un delicado brazalete con un dije, el cual tenía grabado una mano, un león y unos cuantos tréboles. Parecía un símbolo.
-La mano significa promesa de fe, sinceridad y justicia; el león, coraje y el trébol, perpetuidad -me explicó Carlisle.
Entonces, me di cuenta de que todos llevaban este símbolo. Carlisle lo llevaba en un anillo; Esme, en un brazalete; Alice, en una gargantilla y Emmett, Jasper y Edward, en una muñequera.
-Todo miembro de la familia Cullen tiene ese símbolo -me dijo Esme-. Dame tu mano.
Aseguró el brazalete en mi muñeca izquierda.
-Bienvenida a la familia -dijo Carlisle.
Sentí que una lágrima corría por mi blanca mejilla. Alice se acercó y me abrazó.
-¡Ahora somos hermanas! -exclamó alegremente.
-De acuerdo, ahora me toca a mí darte la bienvenida -Emmett se acercó con una enorme sonrisa.
-Si yo fuera tú, correría -me previno Edward-. Te dará una bienvenida al estilo Emmett Cullen.
Antes de que pudiera hacer o decir algo, Emmett me cargó en su hombro y echó a correr hacia fuera.
-¡Bájame! -empecé a gritar, muerta de risa.
-No lo haré.
Corrió hasta llegar a un lago.
-¡Emmett, suéltala! -gritó Holly, quien venía siguiéndonos junto con el resto.
-¡Nunca! -exclamó.
Antes de que pudiera darme cuenta, estaba sumergida en el agua. Sin perder tiempo, nadé hacia la superficie. Era un alivio que ya no necesitara del aire para vivir, por lo que podía pasar más tiempo bajo el agua. Cuando salí al exterior, le dirigí a Emmett una mirada asesina.
-Me las pagarás, Emmett Cullen. Tarde o temprano, me vengaré -lo amenacé.
Emmett comenzó a reír.
-No puedes enojarte por eso, era una broma. Además, te hacía falta un buen baño, y dudo que te vengues.
-Tú no me conoces enojada -le dije, sonriendo maliciosamente-. Créeme, no te gustará saber cómo soy cuando alguien como tú me hace enfadar.
-Ya te pareces a Alice -observó Carlisle.
-Mejor ve a cambiarte, cielo -me recomendó Esme.
Asentí y dí media vuelta para volver a la casa a cambiarme el pijama por otro, ya que, gracias a Emmett, tenía toda la ropa mojada. Apenas caminé medio metro cuando Alice se acercó a mí y me dio un camisón negro que, según creo, me llegaba por arriba de la rodilla.
-Ponte esto -me dijo, con una sonrisa.
-Alice, no voy a ponerme eso -me crucé de brazos-. Es… demasiado corto.
-Emma, te diré lo mismo que suelo decirle a Bella. Vas a ponerte esto por las buenas o por las malas, y yo te sugeriría que lo hicieras por las buenas.
-¿Y si no quiero? -pregunté.
-Te haré cambiarte delante de la familia.
Rápidamente, tomé el camisón y corrí hacia la casa para entrar al baño. Lo último que necesitaba era que Alice me hiciera hacer semejante locura.
Al cambiarme, comprobé que mis sospechas eran ciertas. El camisón me llegaba por arriba de las rodillas y, para colmo, era algo escotado. Por suerte, no tanto. Cuando terminé de vestirme y salí del baño, pude notar que toda la familia se había metido a la casa.
-Bonito camisón -me dijo Emmett, con una sonrisa burlona.
Le dirigí a Alice una mirada asesina.
-Puedes darte por muerta tú también, Alice -le dije entre dientes.
-Lo siento -se disculpó, poniendo cara de cachorrito abandonado.
-Ay, no me pongas esa cara -le rogué, pues sabía que, con ese gesto, podía conseguir todo lo que se propusiera.
-Bueno, han sido demasiadas cosas por una noche. A dormir todos -ordenó Carlisle.
-Pero no podemos dormir. Recuerda que somos vampiros -bromeó Emmett.
Esme lo miró con tanta seriedad que Emmett tuvo que callarse y subir a su habitación.
Nosotras nos dirigimos a la pieza a descansar. Carlisle tiene razón, pensé, mientras me acomodaba entre las mantas y cerraba los ojos. Han sido muchas cosas por una noche. Primero, la broma de los chicos; luego, nuestra venganza; después, ese encuentro con Felix; más tarde, el regalo de mi nueva familia y, por último, la “broma” de Emmett y el camisón que me dio Alice.
Si así eran los días con las bromas de Emmett y la hiperactividad de Alice, no quería imaginarme el resto de ellos.

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