31 diciembre 2010

10- Nuevo "visitante"

JACOB
-¡Jacob! -me llamó Seth-. Te estamos buscando desde hace horas.
Miré a un costado y pude divisarlo a él, junto con Embry y Quil.
-¿Qué te tiene tan pensativo? -preguntó Quil.
Emma, respondí en mi mente. Estaba pensando en ella, como lo hacía desde la primera vez que la había visto. Aún no sabía si decirle aquello que me estaba carcomiendo por dentro desde hacía unos días.
Tarde o temprano, ella deberá saber la verdad, pero tan sólo pensar en que no querrá verme más si se lo digo, es algo que no me quiero imaginar. No soportaría que se apartara de entre mis brazos.
Hace un tiempo, cuando Bella me dijo que su amor por Edward era más fuerte y que eso nunca cambiaría, comencé a pensar que estaría solo para toda la vida. Durante unos cuantos meses albergué la esperanza de que las cosas no serían como yo creía, pero luego perdí la fe. Hasta que apareció Emma y lo cambió todo.
Cuando pisó por primera vez el bosque de Forks y mis ojos la vieron, no pude quitarla de mi mente. Su cabello castaño ondeando con la brisa del viento, sus brillantes ojos verdes. ¿Quién podría olvidar a semejante belleza? Pero las cosas dieron un giro impresionante ese mismo día, cuando la transformaron en vampiro.
Ahora ella había cambiado. Era diferente.
Sus ojos eran rojos como la sangre y su piel pálida y fría como un témpano de hielo.
Lo más impresionante fue que mis sentimientos por ella seguían siendo los mismos. Creí que jamás querría estar con ella por el simple hecho de que era un vampiro.
En esos momentos, quería decirle a Emma lo mucho que la amaba, que ella lo era todo para mí, que jamás podría imaginarme al lado de otra mujer que no fuera ella, que no me importaba su hedor; con tal de tenerla entre mis brazos, haría lo que fuera posible.
Luego de tantas vueltas, me decidí a decírselo y también confesarle que yo era un licántropo. Lo último no tuve que ni mencionarlo, ya que Holly se me adelantó. Recuerdo que Emma estaba muy afligida por eso, y todo porque los Vulturis habían dictado una estúpida ley acerca de los hombres lobo y los vampiros no podían tener una relación amorosa. A mí me parece inútil, pero a Emma le preocupa mucho. Ella no quiere que algo me pase y eso me alegra saberlo. Sé que lo que ella siente por mí, es tan fuerte como lo que siento yo por ella.
Después de tantas vueltas, ahora, milagrosamente, puedo disfrutar pasar tiempo con ella, a escondidas, obviamente. Sentir sus gélidos labios sobre lo míos es lo que más disfruto, aunque también me gusta que sus manos se aferren a mi cabello y mi cuello.
-¡Jacob! -volvió a llamarme Seth.
-¿Qué? -pregunté, algo molesto porque me habían interrumpido justo cuando estaba recordando la primera vez que besé a Emma.
-Volviste a las nubes otra vez -rió Embry-. Estás pensando en alguien. ¿Se puede saber quién?
-Nadie -respondí.
-Bueno… Entonces vámonos.
-¿A dónde?
-Sam nos está llamando -dijo Quil-. Quiere que nos reunamos frente a la casa Cullen. Debemos investigar sobre lo ocurrido en la fiesta.
-De acuerdo. Vamos.
Inmediatamente, los cuatro comenzamos a correr hacia a la mansión. Lo bueno de ir allá era que podría ver a Emma, pero lo malo era que debíamos averiguar si aquel desgraciado de Felix era el responsable del desastre que se hizo anoche.
Como no estaba muy lejos, no necesitamos transformarnos en lobos. Llegamos en apenas medio minuto. Ahí estaba Edward esperándonos, junto con Alice, y Sam.
-Gracias por venir -dijo el lector de mentes-. Necesitamos que nos ayuden.
Sabía que no podrían contar sin nuestra cooperación, pensé.
Edward me fulminó con la mirada. Alice alcanzó a verlo.
-No empiecen a agredirse con pensamientos ni nada por el estilo. Tenemos mucho trabajo por hacer y no podemos perder tiempo -dijo, algo molesta porque Edward y yo siempre estamos peleándonos entre nosotros.
Entramos a la mansión de los vampiros y, como era de esperarse, el hedor estaba en todas partes, lo cual me quemaba la nariz. El salón donde se había llevado a cabo la fiesta era un completo desastre: el piso estaba pegoteado; vasos, restos de comida y alguna que otra flor del jardín destrozada se hallaban esparcidos por el lugar. Si Esme llega a encontrar la casa en este estado, lo más probable es que los encierre en una habitación de por vida con tal de que no vuelvan a planear alguna que otra fiesta.
-Por aquí -dijo Alice señalando la biblioteca.
Cuando abrió la puerta, comprobé que ahí estaban Paul, Jared, Nick, Kate, Patrick, Jasper, Holly, Karissa, Kristina, Bella (¿qué hace ella aquí?) y Emma. Ésta última actuó como si fuera normal que yo visitara la mansión cada tanto, pero en sus ojos podía ver que estaba feliz de verme allí.
Nos acercamos a la mesa redonda, donde había un plano de todo el pueblo de Forks.
-Bien. Como todos saben -empezó Jasper-, anoche hubo un inconveniente con un neófito. No sabemos quién fue pero ya tenemos un sospechoso. Lo que debemos hacer es buscarlo. Sugiero empezar por el bosque- dijo, señalando el bosque en el mapa-. Si sigue suelto, podría causar más alboroto. Y además, quién sabe si son más de uno. ¿Alguien quiere decir algo?
-Podríamos rastrearlo siguiendo su aroma -propuso Kate-. De seguro le quedó algo de olor de la sangre de la chica que atacó.
-Buena idea. Ahora, no sólo debemos encargarnos de eso, sino también de limpiar la casa. Así que nos dividiremos en dos grupos. Uno irá conmigo a buscar a nuestro nuevo visitante y el otro se quedará a asear. ¿De acuerdo?
Todos asentimos.
-Perfecto. ¿Quiénes se ofrecen a ir al bosque a buscar al vampiro? -preguntó Jasper.
Las manos de Alice, Kate, Patrick, Emmett, Nick, Jared, Quil, Paul y Sam se alzaron.
-Bien. Todos los que se hayan ofrecido, vengan conmigo. Los demás se quedan limpiando -dijo Jasper-. Edward, tú lleva a Bella a su casa y vuelve al bosque. Necesitamos que leas sus mentes.
-Está bien -dijo Edward.
-Vámonos -anunció Jasper, rodeando los hombros de Alice.
Antes de salir de la biblioteca, Alice se volvió a nosotros.
-Los productos de limpieza están en el armario -dicho esto, desaparecieron.
Los únicos que se quedaban a lavar, fregar y ordenar eran Holly, las gemelas, Embry, Seth, Emma y yo.
-Hay mucho por limpiar -dijo Holly-, así que haremos esto. Karissa, Kristina y Seth, ustedes encárguense del jardín.
Asintieron.
-Emma, Jacob. Ustedes lavarán los platos.
Perfecto. Eso significa que podría pasar tiempo con ella.
-Embry, tú y yo fregaremos los pisos.
-De acuerdo -dijo Embry.
-¡Manos a la obra! -exclamaron las gemelas al unísono.
Todos, excepto Emma y yo, salieron a hacer sus tareas. Apenas cerraron la puerta, ella se lanzó a mis brazos y unió nuestros labios en un beso como sólo ella sabía dar. Reí por su reacción.
-Tuve que aguantarme hacer esto, así que no te burles -dijo poniendo cara de ofendida.
Rodeé su cintura con mis brazos y dirigí mi boca hacia su cuello. Sabía que ese era uno de sus “puntos débiles”. Le encantaba que la mordisqueara y besara ahí. Sin pensarlo, comencé a pasar mi lengua por toda su garganta.
Colocó sus manos en mis hombros y echó la cabeza hacia atrás, dándome más acceso a su cuello. Después de un rato, alzó mi rostro y buscó mis labios.
Nos besamos por un breve lapso de tiempo, ya que en cualquier momento podrían venir a buscarnos para saber por qué todavía no estábamos haciendo lo que debíamos hacer.
-Mejor vamos a lavar -dijo, liberándose de mis brazos.
Salimos del lugar y nos encaminamos a la cocina. Cuando entramos, descubrimos que todos los platos estaban apilados, listos para ser enjuagados.
Emma se dirigió a la pileta y abrió la canilla de agua caliente, luego se quitó el pulóver de lana blanco que llevaba puesto, dejando a la vista una remera azul que remarcaba a la perfección su cuerpo. No me había dado cuenta de que me había quedado mirándola hasta que habló.
-¿Me queda mal? -me preguntó con cara triste.
-Al contrario. Te queda hermoso -respondí, acercándome a ella y acorralando su cuerpo entre el mío y la mesada.
Pegué mi frente a la suya y la miré a los ojos. Acerqué mis labios a los suyos y comencé a besarla, primero con dulzura y luego ejerciendo más presión. Mis manos se aferraron a su cintura, mientras las suyas recorrían mi pecho.
-Jacob -susurró Emma cuando dirigí mi boca a su cuello.
-¿Qué?
-Creo que deberíamos parar.
No quería soltarla, pero tenía razón. Ella se giró, cerró la canilla, tomó dos esponjas, les echó detergente y me tendió una.
-Es hora de lavar -dijo, colocándose a mi lado al tiempo que ambos comenzábamos a enjuagarlos.
Lavábamos en un silencio que me estaba volviendo loco. No quería escuchar al silencio, sino la voz de Emma. No sabía qué preguntarle con tal de empezar una conversación. Iba a decir algo cuando su risa inundó el lugar.
-¿De qué te ríes? -le pregunté, sonriendo.
-Jamás voy a olvidar la actitud que tuviste anoche -dijo, echando a reír otra vez-. Fue muy gracioso.
Anoche en la fiesta, un chico apareció de la nada y se puso a bailar con Emma. Luego, cuando la canción terminó, ella me dijo que él era su ex novio, lo cual era todo un invento suyo. De no haber sido porque no quería armar un escándalo, le habría dado un buen puñetazo en la cara. Por supuesto, a ella le pareció muy chistoso inventar algo así, pero a mí no.
-Terminemos de lavar -dijo para cambiar de tema. Pude notar que se dibujaba una sonrisa en su rostro, la cual intentaba ocultar echándose el cabello hacia delante.
-¿Por qué esa sonrisa?
-Creo que hay algo más que una simple amistad entre Emmett y Holly.
Fruncí el ceño, en señal de desaprobación. Emma empezó a reír.
-¿Por qué te disgusta tanto lo que te dije? Para mí ellos son una pareja adorable.
-Holly es como otra hermana para mí.
-¿Otra hermana? -preguntó.
-Tengo dos hermanas, mayores que yo. Rachel y Rebecca. Son gemelas. ¿Y tú? ¿Tienes hermanos o eres la única?
Me di cuenta de que algo en la pregunta que le hice la incomodó un poco, ya que su semblante se tornó algo raro. Diría que estaba recordando algo, y por lo visto, no era nada bueno.
-¿Emma? ¿Ocurre algo malo? -le pregunté, dejando los platos y rodeando su cintura con mis brazos.
Ella no respondió. Simplemente colocó sus manos en mis brazos y ocultó su cabeza en mi pecho.
-¿Quieres contarme ahora? -cuestioné, besando sus cabellos.
-¿Podría ser en otro momento?
-Claro, cielo. ¿Cuándo?
-Mañana por la noche.
-Como quieras.
La mantuve contra mi cuerpo por unos minutos. Odiaba verla así, asustada y triste.
-¿Te sientes mejor? -le pregunté, alejándome un poco para ver su rostro. Observé que unas cuantas lágrimas rodaban por sus blancas mejillas. Las sequé con mi dedo pulgar y besé su frente, para luego besar sus labios con dulzura.
-Sigamos lavando -dijo.
Al poco rato, seguíamos lavando. Estos platos no se acababan más. Parecía que por cada uno que lavabas, aparecían cinco más. En ese momento, un chorro de agua me mojó la cara. Miré a Emma, quien reía. Pude notar que en una de sus manos sujetaba un vaso, por lo que deduje que me había mojado con eso. La muy condenada lo había hecho a propósito.
-¿Te parece gracioso? -le pregunté, tomando otro vaso, llenándolo hasta el borde y arrojándoselo a ella.
Sorprendida, Emma se miró la remera, ahora mojada.
-Alice te matará por esto -dijo, tomando la esponja y lanzándomela-. Te lo mereces.
-Mejor empieza a correr -dejé el vaso en la mesa e intenté atraparla, pero ella actuó rápido y logró escapar.
Comencé a perseguirla por toda la cocina, inundada por las interminables risas de Emma, quien no dejaba de arrojarme agua. Yo tomé las dos esponjas y se las lancé.
Había agua por toda la cocina, por lo que en cualquier momento podríamos resbalar y caer. En ese momento, ella dio media vuelta para tirarme más agua pero no pudo, pues yo alcancé a rodear su cintura con mis brazos
-¡Te agarré, pequeña traviesa! -exclamé.
Justo en ese momento, ella pisó una esponja, se resbaló y cayó al piso. Lo malo fue que yo caí encima de ella.
-¿Estás bien? -me preguntó.
-El que debería preguntar eso soy yo -dije, apartando un mechón de su rostro. Ella estaba en el piso y yo encima suyo. Si no hubiesen visto lo que ocurrió antes, cualquiera pensaría que nosotros estábamos haciendo otra cosa. Iba a quitarme cuando ella rodeó mi cuello con sus brazos.
-¿No quieres que me aleje? -le pregunté, introduciendo mi mano bajo su remera y recorriendo la suave piel de su cintura.
-No, y menos si haces eso -respondió-. ¿Puedo pedirte algo?
-Lo que sea.
-Bésame.
No necesitó decirlo dos veces. Comencé a besarla con salvajismo mientras mis manos recorrían la suavidad de la piel de su cintura y su vientre. Las manos gélidas de Emma acariciaban mi espalda y mi pecho. De sus labios escapó un gemido cuando rocé la tela de su sostén. Realmente, no sabía si se volvería a repetir lo que había ocurrido la noche anterior en la fiesta. Eso había sido increíble, pero no quería forzarla a hacer algo que a ella no le gustara. Además, me daba la sensación que en su pasado le había sucedido algo parecido a lo que le había hecho Felix.
-Estás muy distraído -dijo Emma, sacándome de mis pensamientos.
-¿En serio? -le pregunté, besando la punta de su nariz.
-Sí. ¿Qué te tiene tan pensativo?
-No es nada. No te preocupes -le aseguré, dirigiendo mis manos al broche de su sujetador.
-Tus dedos son muy traviesos.
-¿Eso crees?
Asintió. Mis labios buscaron los suyos con urgencia. Besar a Emma ya se había convertido en una obsesión para mí. No sería capaz de aguantar un día sin probar sus labios. Estaba a punto de desabrochar su sostén cuando...
-¡¿Qué significa esto?! -gritó una voz.

AVERY
Mientras Holly, Emma, Jacob, Seth y las gemelas limpiaban la casa, Kate, Patrick, Alice, Jasper, Emmett, Sam, Paul, Jared y Quil se dedicaban a recorrer el bosque, tratando de hallar a su “nuevo visitante”, como lo llaman ellos.
Edward se unió a ellos pocos después.
Luego de un rato de estar merodeando por el lugar, se encontraron con Leah, una chica que tenía tez cobriza, brillante cabello negro y ojos oscuros.
A Leah no le caían muy bien los Cullen y mucho menos Kate.
-Genial, ya llegaron los apestosos -dijo, frunciendo la nariz, pues ella no soportaba el hedor a vampiro.
-¿A quién llamas apestosa, Pocahontas? -le preguntó Kate, furiosa.
Leah comenzó a temblar de ira, pero se controló lo suficiente para no transformarse.
-¿Necesita tantos guardaespaldas, princesita Katherine? Dime, ¿con cuál de ellos te acuestas?
-¡¿Qué dijiste?! -exclamó Kate, antes de lanzarse sobre Leah para atacarla.
Leah no pudo dominarse más y se transformó en una loba gris que esquivó el ataque de su contrincante. La loba hizo un salto impresionante para atacar por la espalda a Kate, pero fue evitado por Sam.
Kate, aprovechando que Leah estaba ocupada gruñéndole a Sam, la embistió, logrando que se golpeara contra un árbol, el cual se partió a la mitad. Al instante, las dos se enfrascaron en una terrible pelea. Se daban golpes y arañazos entre ellas. Los demás intentaban separarlas, pero era imposible.
De repente, las dos se calmaron. Patrick, rápidamente, tomó a Kate de los brazos para evitar que volviera a iniciar una pelea.
Leah salió corriendo en dirección a La Push, seguida por Sam. Al rato, aparecieron en su forma humana.
-Leah, trata de controlarte -le dijo.
-¡Cállate! -le gritó, comenzando a temblar de nuevo.
Una nueva oleada de paz tranquilizó a Leah.
-¡¿Quién me está calmando?! -preguntó con rabia.
-Yo -respondió Jasper-. Escuchen, chicas. Estamos aquí para buscar un neófito, peligroso al parecer. No es el momento ni el lugar para peleas. ¿Entendido?
-De acuerdo. Pero preferiría mantenerme lejos de Blancanieves -le dijo Leah a Kate, dirigiéndole una mirada cargada de odio.
-Juro que algún día… -empezó a decir Kate cuando la aparición de tres personas la interrumpieron.
Al verlo, todos se quedaron inmóviles.

HOLLY
Embry y yo estábamos limpiando el piso. Era un trabajo muy complicado, pero por lo menos no estaba haciendo esto sola.
-La próxima vez recuérdame no ofrecerme a limpiar -dijo Embry, quien estaba arrodillado, intentando sacar una mancha… por tercera vez. Mientras tanto, yo me ocupaba de barrer.
-Lo tendré en cuenta -le dije, sonriendo.
-¿Crees que las gemelas y Seth estén haciendo bien su tarea? -preguntó.
-Mejor dejémoslo ahí. Ambos sabemos que cuando esos tres se juntan, comienzan los desastres.
-¿Quién crees que haya atacado anoche en la fiesta? -cuestionó Embry, cambiando de tema.
-No sé, pero sospecho que fue Felix, aunque Kate dice que esta vez él no hizo nada malo -respondí-. No puedo creerle a Felix, y menos después de lo que quiso hacerle a Emma.
-¿Qué cosa?
-¿Emma no te lo contó?
-No he podido verla. Con el neófito suelto, tengo que vigilar los bosques junto a los demás. Aún no podemos atraparlo. Pero volviendo al tema, ¿qué fue lo que hizo?
-Abusó de ella.
El cuerpo de Embry empezó a temblar de rabia, pero en su semblante se podía ver la tristeza que lo invadió al escuchar mis últimas palabras. Interrumpió su labor y se sentó en el piso, apoyándose en uno de los muebles que había ahí.
-¿Estas bien? -le pregunté, apoyando la escoba en la pared y sentándome a su lado.
-Yo sí, pero me preocupa Emma. ¿Te contó sobre su pasado?
Asentí.
-Estaba muy mal. Recuerdo que no dejaba de llorar. Nosotras le decíamos que no nos contara, pero ella insistía en que debía hacerlo.
Sonrió.
-Eso es bueno. Significa que confía en ustedes. Ahora son sus amigas, y ella jamás tuvo amigas de verdad. No como ustedes.
-¿Cómo la conociste?
-Conocí a Emma cuando había ido a Londres. Mi mamá tenía que viajar ahí por trabajo, o algo así. Era de noche y yo estaba sentado en la fuente de la plaza. De repente, vi que alguien venía corriendo en dirección al lugar donde me encontraba. Cuando la luz de uno de los faroles la reflejó durante unos pocos instantes, pude ver que era una chica.
-¿Era Emma?
-Sí. Cada tanto miraba hacia atrás, como si tuviera miedo de que alguien la estuviera persiguiendo; se abrazaba a sí misma y tenía el rostro bañado en lágrimas. Se sentó en el suelo, apoyando la espalda en la fuente, y empezó a llorar con más intensidad. Al parecer, creía que estaba sola. Me dolió escucharla, así que me levanté y me acerqué a ella. No podía ver su rostro porque lo cubrían sus manos.
»En ese momento, alzó la vista y, al verme, se levantó con rapidez e intentó huir, pero la tranquilicé diciéndole que no se preocupara y que no iba a hacerle nada. Nos sentamos en la fuente y le pedí que, si así lo quería, me contara el motivo de su llanto para ver si podía ayudarla de alguna forma.
»Al principio, no habló. Lo único que hacía era contemplar la nada y frotarse los brazos. Me preguntaba a mí mismo qué estaría haciendo en remera, pues esa noche hacía mucho frío. Me quité la campera y la puse sobre sus hombros. Ella sonrió y susurró “gracias”. Después entró un poco más en confianza y me contó lo sucedido.
Embry siguió narrándome sobre la primera vez que vio a Emma.
-¿La conociste después de que le hicieron eso? -pregunté.
Embry asintió. Supe lo duro que era para él haberla conocido de esa forma, pues él la ve como su hermana, y es capaz de dar todo por ella.
En ese momento, escuchamos un ruido extraño que provenía de la cocina. Parecía que alguien se había caído.
-¿Qué fue eso? -le pregunté a Embry, quien rápidamente miró en dirección a la cocina.
-No sé. Iré a ver -dijo, antes de ponerse de pie y salir para allá.
Me levanté del suelo y tomé la escoba para seguir barriendo.
-¡¿Qué significa esto?! -escuché gritar a Embry.
Rápidamente, corrí a la cocina para ver la razón por la cual había gritado. Al llegar, me encontré con una escena de lo más asombrosa: Emma y Jake estaban en el suelo, éste último encima de ella y… ¡Oh, por Dios! Tenía sus manos debajo de la remera de ella. Quise reírme pero no lo hice al ver la cara de Embry. Estaba sumamente enojado.
-Será mejor que saques tus manos de ahí y te quites de encima suyo antes de que te de una buena paliza -le dijo Embry a Jake, casi arrastrando las palabras debido a la ira.
Jacob, apenas terminó de escuchar, se quitó de encima de Emma y, luego, tomó las manos de ella para ayudarla a ponerse de pie. Ésta última miraba a Embry como pidiéndole que se tranquilizara.
-¿Podemos hablar? -le preguntó Emma a Embry, rompiendo el silencio incómodo que se había formado.
Embry suspiró y luego, con un gesto, señaló la sala, con lo cual ambos salieron, dejándome en la cocina con Jake. Apenas cerraron la puerta, me eché a reír. Me miró con cara de pocos amigos.
-¿Cuál es la gracia, Holly? –cuestionó, levantando las esponjas que había en el piso.
-Ninguna, es sólo que… Tú y Emma… No esperaba encontrar eso precisamente -le respondí, riendo.
- Ella se resbaló con una de estas esponjas y caímos. ¿Acaso no me crees?
-Yo sí… ¿Pero Embry?
-No hice nada malo. No debería enfadarse de esa manera -dijo.
-Tienes que entenderlo, Jake. La relación entre él y Emma es igual a la nuestra. ¿Qué harías tú si me encontraras besándome con un chico y este tuviera las manos bajo mi blusa? -le pregunté.
-Le daría un buen puñetazo en la cara -respondió.
-¿Lo ves? Reaccionarías del mismo modo que Embry. Agradece que él no te haya golpeado ni nada por el estilo.
-Cambiando de tema. ¿Hay algo entre tú y Emmett? -cuestionó Jake, mirándome con suspicacia.
Sentí que la sangre subía a mis mejillas. No contesté.
-¿Por qué te ruborizas?
-Este… -empecé a decir.
En ese momento, entró Emma, acompañada de Embry. Me salvé, pensé. Pero conociendo a Jacob, más tarde tocaría el tema.
Noté que Emma se quedó al lado de Embry. Al parecer, quería evitar dejarlo solo para que no le hiciera daño a Jake.
-Supongo que ella te explicó todo, ¿no? -dijo Jake, algo enojado.
Antes de que él se saliera de control, me coloqué a su lado para que se tranquilizara. Emma me miró con agradecimiento. Le sonreí.
-Sí lo hizo. Tengo sólo dos cosas que decir. La primera, aceptaré que estés con ella, pero evita besarla delante de mí. Sólo hasta que me acostumbre a la idea.
Y la segunda, si alguna veo llorando a Emma y descubro que es por tu culpa, te deformaré la cara -lo amenazó.
Emma miró a Embry con sorpresa. Creo que no se esperaba que dijera eso.
-Embry, creo que no deberías ser tan duro con él -le dijo.
Embry colocó sus manos en los hombros de ella y la miró con seriedad.
-No voy a soportar que vuelvan a hacerte daño. En tu pasado ya sufriste más que suficiente.
Cuando terminó de decir eso, la abrazó con fuerza.
-De acuerdo -dijo Embry, soltándola-, creo que sería bueno que arreglaran este desorden. Los demás pueden estar viniendo en cualquier momento.
-Tiene razón -dije-. Mejor terminemos de limpiar la sala. Ustedes, mientras tanto, limpien la cocina. Después veremos cómo van las chicas y Seth.
Embry y yo salimos, dejando solos a Emma y Jake. Lo más gracioso fue que, apenas pusimos un pie en la sala, Embry volvió a la cocina, abrió un poco la puerta y se quedó ahí, espiándolos. Reí.
-¿Por qué desconfías tanto de él? -cuestioné -. Conozco a Jacob desde hace unos pocos años, y por lo que sé, ama mucho a Emma. Y sabes perfectamente cómo es él cuando está enamorado.
En ese momento, Karissa, Kristina y Seth hicieron su entrada en la sala.
-¿A quién espías? -le preguntó Seth, echando un vistazo.
Karissa y Kristina intentaron ver, pero no pudieron hacerlo porque, de repente, la puerta se abrió del todo. Embry y Seth cayeron al suelo, con lo cual las gemelas y yo empezamos a reír. De pie, con los brazos cruzados y expresión enojada, estaba Emma, mirando con reprobación a Embry. Detrás de ella estaba Jacob, quien hacía lo posible por no reírse.
-Gracias por tu confianza -le dijo Emma a Embry-. Como habrás observado, la cocina ya está limpia, por lo que creo que no pasó nada raro.
Seth y Embry se pusieron de pie. Este último la miró avergonzado.
-Lo siento, Emma. Pero no puedo evitarlo.
-¿Esa es tu mejor excusa? -le preguntó intentando ponerse seria. Al rato, empezó a reír, con lo cual nos hizo reír a todos, excepto a Embry. Nos miró con enojo.
-¿Acaso tengo cara de payaso? -cuestionó.
-No es eso. Es sólo que te comportas como si fueras mi padre -respondió Emma-. Déjame recordarte que él era así. Creo que incluso era capaz de contratar guardaespaldas para evitar que me miraran. Era muy sobre protector. Te pareces a él actuando de esa forma.
-¿Y tu mamá cómo era? -le pregunté.
-Ella era más liberal. Me daba mi espacio y me comprendía. En cambio, mi papá estaba todo el día vigilándome. Un día le dije que el día que quisiera fugarme con un chico se lo diría y tendría que dejarme ir.
Reí.
-Bueno, ya dejen de hablar y vengan a ver el jardín -dijo Seth.
Las gemelas y Seth nos condujeron al patio, donde ellos habían estado trabajando. Al verlo, Embry, Emma, Jacob y yo nos quedamos boquiabiertos.

AVERY
Jasper, Alice, Kate, Patrick, Edward, Emmett, Nick, Jared, Quil, Paul, Sam y Leah miraron a las tres personas que acababan de hacer su aparición. Eran una mujer y dos hombres…
-¿Quiénes son ustedes? –preguntó Paul, mirando a los neófitos con asco, debido al hedor que quemaba su nariz.
-Creo que no hace presentarnos. Después de todo, ya nos conocemos desde anoche -respondió el que parecía ser el líder.
Jasper lo comprendió en dos segundos.
-Fueron ustedes los que atacaron en la fiesta, ¿no? -le dijo.
-Que listo. Me encantan los hombres inteligentes -susurró la mujer.
-¿Por qué lo hicieron? -cuestionó Edward, quien se encargaba de leerles las mentes de los tres para conseguir algo de información.
-Teníamos sed. Hace unos días encontramos esto -dijo el otro, mostrándoles una remera roja-. Su sangre me volvió loco. Creímos que podríamos encontrarla y cuando escuchamos que había una fiesta, imaginamos que podría estar ahí.
Dicho esto, se la lanzó a Jasper, quien la atrapó y la acercó a su nariz.
-No reconozco el aroma -dijo, pasándosela a los demás.
Cuando Kate tomó la remera y la acercó a su nariz, se le cayó al suelo y se quedó inmóvil.
-¿Sucede algo? -le preguntó Alice, acercándose a ella.
-Sé de quién es el aroma -susurró, algo incómoda por la forma en que la miraban los neófitos.
-¿De quién es? -cuestionó Patrick.
-De Emma -respondió.
Todos se quedaron mudos.
-Así que la conocen -dijo la mujer-. ¿Dónde podríamos encontrarla?
-Pierden su tiempo -respondió Edward-. Ella ya es una de los nuestros.
-Llegamos tarde, Ryder -dijo la mujer, mirando al chico.
-Parece que alguien se nos adelantó, ¿verdad? -preguntó Ryder.
-Eso no importa. Lo que sí importa es que se vayan de acá y no causen más alboroto. No la busquen más porque fue transformada hace aproximadamente una semana -dijo Jasper.
-Ya no nos va a servir de nada buscarla si su sangre ya fue probada. Así que mejor nos vamos a buscar otra víctima. Tabitha, Ryder, vámonos -ordenó el líder, del cual aún no sabían el nombre.
Los neófitos dieron media vuelta y comenzaron a caminar pero, en ese momento, el viento apareció de la nada y el aroma de la sangre de Kate llegó a la nariz de ellos.
-Creo que podríamos quedarnos un poco más. Acabo de encontrar mi próxima… víctima -dijo Ryder, volteándose para mirar a Kate.
-Buena idea. Pero a diferencia de ti, a mí me gusta atacar a mis presas poco a poco -susurró Tabitha.
-Suficiente -dijo Jasper-. Váyanse.
El líder sonrió con malicia.
-De acuerdo. Nos iremos del bosque, pero no nos iremos de Forks. Menos cuando acabo de encontrar mi cena -dicho esto, hizo un gesto a Ryder y Tabitha, con lo cual los tres se alejaron de allí velozmente.
-Tendremos que tener cuidado con ellos. Son muy peligrosos -dijo Edward.
-¿Eso quiere decir que van a perseguirme por el resto de mi vida? - le preguntó Kate.
-Es muy probable -respondió-. Pero no te preocupes. Nos mantendremos alertas.
-Tiene razón -Jasper se acercó a Alice, quien no se despegado del lado de Kate, y rodeó sus hombros con un brazo-. Tomaremos algunas medidas para evitar que se acerquen a ti. Pero no sólo tú corres peligro.
-Holly -dijo Kate-. No importa. De todas formas no tengo miedo.
-Sí, claro. Entonces, ¿por qué temblabas? -le preguntó Emmett con una sonrisa burlona.
-Hacía frío -respondió ella. No estaba dispuesta a dejar que él se riera de ella.
-Como digas.
-Bueno. Creo que es hora de que volvamos a la casa. ¿Creen que los demás hayan terminado de limpiar? -cuestionó Alice.
-No lo sé -respondió Edward.
-Necesitamos que vengan con nosotros -le dijo Jasper a Sam-. Necesitamos ponernos de acuerdo sobre cómo vigilaremos el perímetro.
Sam asintió e hizo un gesto con la cabeza a Leah, Jared, Quil y Paul, con lo cual se fueron a la mansión Cullen tomando un camino diferente.
-Te echo una carrera hasta la casa, Kate -la desafió Emmett-. El primero que llega, gana. Claro, a menos que tengas miedo…
-¡Acepto! -exclamó Kate-. ¿Apostamos?
-Esto va a ser interesante -dijo Patrick.
-De acuerdo. Si yo gano -dijo Emmett-, ustedes tienen que… bailar. Pero no cualquier baile. Tienen que bailar árabe delante de nosotros.
-Está bien, pero si yo gano, ustedes tienen que contar un secreto. ¿Aceptas la apuesta? -le preguntó Kate.
Emmett sonrió y le tendió su mano a Kate, quien la estrechó con fuerza.
-¿Lista? -cuestionó Emmett, preparándose para salir corriendo.
-¡Ya! -exclamó Kate.
Ambos comenzaron a correr en dirección a la casa, seguidos por los demás. Alice, por supuesto, ya sabía lo que iba a pasar, pero decidió no decir nada.
-Alice, tú que ves el futuro, ¿quién va a ganar? -le preguntó Nick, mientras corrían-. Ojala que sea Emmett. Quiero verlas a ustedes vestidas como bailarinas árabes.
-Espera a que lleguemos -fue todo lo que respondió Alice.
A lo lejos, ya empezaba a divisarse la casa, por lo que ya estaban llegando. Kate, por el momento, iba sacándole ventaja a Emmett, pero este último aceleró un poco más el paso, por lo que ahora era él el que llevaba la delantera.
-¡Voy a ganarte, Kate! ¡Después de todo, soy más rápido que tú! -exclamó Emmett.
-¡No es cierto!
Kate volvió a acelerar el paso, con lo cual alcanzó a Emmett.
-¡Gané! -exclamó Kate, saltando de alegría.
Ella y Emmett se quedaron esperando a los demás, quienes aparecieron a los pocos segundos.
-¿Vieron la meta? -preguntó Emmett.
Alice asintió.
-¿Quién ganó? -cuestionó Kate.

JACOB
Cuando vimos el jardín, nos quedamos boquiabiertos.
-¡¿Pero qué hicieron?! -exclamó Holly.
-Lo limpiamos -respondió Karissa.
-¿Llaman a esto limpiar? -preguntó Embry.
Era un verdadero desastre: el pasto estaba mal cortado; las plantas, más destrozadas que antes; había un poco de basura en la piscina; los sillones blancos de cuero que Alice había insistido en poner en el jardín tenían manchas negras. Estaba más sucio que antes.
-Esme va a asesinarnos -susurró Emma.
-Mejor limpiemos esto rápido, antes de que lleguen los demás -propuso Holly-. Pero Embry y yo debemos terminar con la sala.
-Descuida -le dije-. Encárguense de eso. Nosotros nos ocuparemos del jardín.
Holly y Embry entraron para continuar con su tarea. Mientras tanto, Emma les pidió a Karissa y Kristina que fueran a buscar bolsas de residuos para la basura, y a Seth, que trajera un trapo para sacarle las manchas a los sillones.
-¿Quieres que te ayude en algo? -le pregunté.
-Ayúdame a sacar la basura que hay dentro de la piscina -respondió.
El agua de la piscina estaba algo sucia debido a toda la basura que había. Parece que Seth, Karissa y Kristina no encontraron dónde ponerla, entonces no tuvieron mejor opción que tirarla ahí dentro.
Iba a decirle a Emma que sería mejor que esperáramos a las gemelas para que nos dieran la bolsa de residuos para meter la basura, pero no pude porque ella ya se había lanzado al agua. Rápidamente, me quité la remera y la imité. Nadamos hasta el fondo y comenzamos a agarrar todos los envases. Me gustaba cómo el cabello castaño de Emma ondeaba en el agua. Subimos hasta la superficie y dejamos, en el borde, los residuos que habíamos agarrado.
Volví al fondo y continuamos así durante un rato. Hasta que, finalmente, acabamos.
-Por fin -dije-. Esto ya se estaba poniendo pesado.
-Gracias por ayudarme.
-No tienes que agradecer. Tú sabes que por ti haría lo que sea.
-¿Y lo que quiera?
-Es muy probable -respondí, acercando su cuerpo al mío.
-Entonces, ¿podrías besarme?
Acerqué mi boca a la suya y comencé a besarla con intensidad. Rodeó mi cintura con sus brazos y movió sus labios, siguiendo el ritmo de los míos. Recorrió mi pecho con sus gélidas manos. Introduje una de mis manos bajo su remera y acaricié su espalda. En ese momento, alguien carraspeó. Cortamos el beso y miramos a nuestro alrededor para ver quién había sido.
-Creí haber dado una condición para que estés con ella -dijo una voz conocida. Era Embry.
Emma bufó.
-Por favor, Embry. No seas tan sobre protector -le pidió.
Embry no dijo nada, sólo se acercó a ella, tomó su mano y la ayudó a salir de la piscina. Al instante, salí para poder ayudar a Emma a meter la basura en las bolsas, cosa que las gemelas todavía no habían traído.
Holly salió a nuestro encuentro y tomó a Emma del brazo.
-Ven conmigo. Necesitas ropa seca -le dijo.
-Si necesita cambiarse, ¿por qué no le dices a Jacob que la ayude a quitarse la ropa? -preguntó Embry con sarcasmo-. Ya que le gusta meter sus manos donde no debería…
-Ya basta, Embry -dijo Emma.
-Volvemos enseguida. No queremos ningún lío -nos advirtió Holly, entrando a la casa junto con Emma.
Justo en ese momento, salieron las chicas con las bolsas.
-¿Por qué tardaron tanto? -les pregunté.
-No las encontrábamos. Seth sugirió que las buscáramos en el armario que estaba abajo pero Kris le dijo que ese era el closet, entonces tuvimos que ir arriba y revolvimos todo buscando las estúpidas bolsas. Al final, resultó que Seth tenía razón. Estábamos revisando el baño cuando él apareció con las bolsas, entonces le dije a Kris que era una tonta por haberme hecho revisar toda la casa para buscarlas y…
-Karissa, ¿podrías callarte un poco? -le preguntó Embry en broma, tapándose los oídos.
Reí por su actuación, pero Karissa no.
-Disculpa, Jacob me pidió una explicación y yo se la estaba dando. Bien, como te estaba diciendo…
-¡Karissa! ¡Kristina! ¡Vengan aquí inmediatamente! -gritó Holly. Por el tono de su voz, me di cuenta de que estaba enojada.
-Yo mejor me voy. Mándale mis saludos -dijo Kris, empezando a correr en dirección a su casa, la cual no quedaba muy lejos.
Karissa, al ver lo que hacía su hermana, la imitó.
-¡Espérame, Kris! -gritaba.
Embry y yo no podíamos dejar de reír por la reacción de las gemelas. Justo en ese momento, salió Holly con expresión enojada, seguida por Emma, quien trataba, inútilmente, de tranquilizarla.
-¿Qué pasó? -le pregunté.
-Lo que ocurre es que dejaron el baño patas arriba. Frascos tirados, manchas de shampoo en la pared. ¡Es un desastre! -exclamó.
-Holly, tranquilízate -le dijo Emma.
-¿Se fueron para la casa? -cuestionó.
Asentí.
-Vuelvo enseguida. Tengo cuentas pendientes que arreglar con esas dos -dijo, echando a correr en la misma dirección que las gemelas.
-Jamás la había visto tan enojada. ¿Dónde está Seth? -preguntó Emma.
-Está limpiando los sillones -respondió Embry.
Miré hacia el lugar donde se encontraban los sillones y ahí estaba Seth, limpiando. ¿En qué momento apareció?
-Tendremos que separarnos. ¿Creen poder trabajar aquí en el jardín sin armar lío mientras ordeno el baño? -cuestionó Emma.
Embry y yo asentimos.
-De acuerdo. Nos vemos después -dijo, entrando a la casa.
1 hora después
-Finalmente, terminamos -dijo Embry, apilando la última bolsa de basura junto con las otras.
-Sí, ya me estaba hartando de esto. ¿Creen que los demás ya estén por volver? -preguntó Seth.
-Supongo que sí. Salieron al bosque a buscar a los neófitos hace dos horas -respondí.
-Jamás creí que las gemelas ensuciaban tanto un lugar. Me costó quitar las manchas que dejaron en las paredes -dijo Emma, bajando las escaleras.
Con todo lo que habíamos trabajado, no había podido admirar lo hermosa que se veía. Estaba usando un jean negro y una camisa blanca. Ambas prendas eran algo ajustadas, lo que marcaba su escultural cuerpo a la perfección.
Emma salió al jardín y, al verlo, suspiró de alivio.
-Lo dejaron mejor que antes -dijo-. El césped se ve mejor.
-Sí, pero lamentablemente tuvimos que sacar algunas plantas. No había forma de arreglarlas.
-No se preocupen, hicieron un gran esfuerzo.
Vaya que habíamos hecho un gran esfuerzo. Vaciamos la piscina y la limpiamos, cortamos el césped de manera que se viera más prolijo. Incluso intentamos salvar algunas plantas, pero no pudimos porque las gemelas las habían destrozado, entonces no nos quedó más remedio que volver a plantarlas.
-¡Gané! -se escuchó una voz femenina que provenía de afuera.
-Es Kate. Ya volvieron los demás. ¿Dónde está Holly? -cuestionó Emma.
-Aquí estoy -respondió, entrando por la puerta que daba al jardín-. Oigan, chicos, el patio quedó fabuloso.
-Gracias -le dije.
-¿Quién ganó? -escuchamos que Kate le preguntaba a alguien.
Silencio.
-¡¿Empate?! -exclamó Emmett, entrando a la casa-. ¡No puede ser! Es obvio que gané yo, pero Alice no quiere decírselo a Kate para que ella no se sienta tan mal por haber perdido contra mí.
-¡Cállate! Ella lo dijo porque sabe que para ti sería muy vergonzoso saber que te ganó una chica -dijo Kate.
-Hola, chicos -Alice fue la primera en saludarnos-. ¿Y las gemelas?
-No me hales de ellas -respondió Holly-. Hicieron un montón de líos el día de hoy. Estuve a punto de asesinarlas.
-¿Tan malo fue? -cuestionó Jasper, entrando a la sala, seguido por Nick y Edward.
-Primero, destrozaron el jardín. Segundo, desordenaron el baño… ¡Oh, no! Olvidé limpiarlo.
-Descuida, Holly -la tranquilizó Emma-. Yo me encargué de eso.
-Eres genial -le dijo.
-Bueno, ¿y de qué se trata todo eso de ganar? -pregunté.
-Kate y Emmett hicieron una carrera. El primero que llegaba a la casa, ganaba -respondió Nick-. Además apostaron.
Emma se tensó.
-¿Qué apostó Kate?
-Si ella ganaba, todos los chicos aquí presentes tienen que contar un secreto vergonzoso. Pero sólo los hombres deben cumplir esa apuesta.
-¿Y Emmett? -preguntó Holly.
-Si él ganaba, ustedes, chicas, deben bailar árabe delante de nosotros.
-¡¿Qué?! -exclamó Emma-. ¡Emmett, voy a matarte!
-Vamos, Emma. No seas así. Sólo tienes que ponerte la ropa adecuada y mover tus caderas. Es todo -dijo Emmett.
-No voy a hacerlo. Y menos si hay tantos pares de ojos mirándome.
-¿Quién ganó? --preguntó Seth.
-Hubo un empate, por lo que se deben cumplir las dos apuestas -respondió Alice, más alegre que nunca.
-¿Por qué tan emocionada por la apuesta? -le preguntó Edward.
-Porque es una excelente excusa para ir de compras. Chicas, todas al auto. Tenemos que comprar los trajes adecuados para el baile de esta noche.
-¿Esta noche? -cuestionó Holly.
-Claro. Los bailes árabes, en mi opinión, son mejores cuando se bailan de noche.
-Cuenta conmigo -dijo Holly.
-De acuerdo. Hasta ahora somos tú, Kate y Yo. Sólo faltan Emma, Bella y las gemelas.
-No cuentes conmigo, Alice -dijo Emma, cruzándose de brazos.
-¡Aguafiestas! -exclamó Alice, con el objetivo de que cediera.
-No me ofendes. Y la respuesta es no.
Alice sonrió con malicia. Hizo un gesto a Kate y Holly. Estas se acercaron y Alice les susurró algo. Las tres asintieron y miraron a Emma.
-¿Qué traman? -cuestionó Emma, con suspicacia.
-Tienes dos opciones, Emma -dijo Kate.
-La primera -empezó a decir Holly-, es que bailes árabe con todas nosotras o…
-Que hagas un striptease delante de todos los chicos… tú sola -terminó de decir Alice.
Nick sonrió con descaro cuando escuchó lo último que había dicho Alice. De seguro por su mente estaba pasando una imagen de Emma desnudándose. Mi cuerpo empezó a temblar de rabia. Deseaba darle un puñetazo en la cara, pero, por suerte, me controlé lo suficiente.
-Creo que voy a elegir bailar con ustedes -dijo Emma.
-¡Excelente! Chicas, suban al auto. Edward, ve a buscar a Bella, porque ella también va a bailar, y también las gemelas -dijo Alice.
-Pequeña duende, ¿crees que Bella acepte bailar? -le preguntó Emmett a Alice.
-No lo creo, pero si no quiere, podemos hacerle lo mismo que le hicimos a Emma.
-Yo me encargo de eso -se ofreció Emmett, corriendo a la cochera para ir a buscarla.
-¡No lo harás! -exclamó Edward, persiguiéndolo.
Kate rodó los ojos.
-Hombres.
-Cállate -dijo Patrick.
-Basta. Emma, Holly, Kate. Al auto -ordenó Alice-. Es hora de ir de compras.
Dicho esto, las chicas se fueron.

Esa noche
Patrick, Emmett, Edward, Jasper, Quil, Embry, Seth y yo estábamos sentados frente a una fogata que habíamos hecho en el patio. ¿Vampiros y hombres lobo pasándola bien como si fueran los mejores amigos? Eso sí que es raro.
Estábamos esperando que las chicas salieran para iniciar con su baile árabe, y yo estaba ansioso por ver cómo estaría vestida Emma.
-¿Creen que las chicas tarden mucho? Estoy ansioso por ver la función –dijo Emmett.
-Ya sabes cómo es la duende maniática por las compras y la moda -respondió Edward-. De seguro las está maquillando…
-O peinándolas -dijo Jasper.
-O convenciendo a Emma y Bella de que se vistan con la ropa que eligió para la ocasión -agregó Emmett-. De seguro serán trajes muy ajustados.
Patrick rió.
-Estoy de acuerdo contigo, Emmett.
-Qué inmaduro eres Emmett. ¿Es que no piensas en otras cosa? -le preguntó Edward.
-Por supuesto. No pienso sólo en Holly y la ropa que se pone. También pienso cuál es tu problema por el que no quieres llevar a Bella a tu cama -respondió, provocando una carcajada general.
-Y yo pienso que quizá debas dejar de meterte en asuntos ajenos -dijo Edward.
-Y yo pienso que deberías responder mi pregunta: ¿cuándo llevaras a Bella a un hotel?
-Pienso que debería darte un buen puñetazo.
-Y yo pienso que deberían callarse los dos -dijo Seth-. Discutirán más tarde.
-Yo pienso que debería darte una buena patada en el… -empezó Emmett, siguiéndole el juego, pero Embry lo interrumpió.
-Pienso que deberías aprender modales.
-Pienso que deberían dejar de decir estupideces -les dije.
-Y yo pienso que no deberías meter las manos donde no corresponde.
-Pienso que deberían explicarme lo que sucede porque no entiendo nada -se sumó Quil.
-Pienso que, según lo que escucho, eres un pervertido sexual -me dijo Emmett, con una sonrisa burlona.
-Y yo pienso que todos somos unos pervertidos sexuales y deberíamos callarnos -opinó Patrick.
-Pienso que tiene razón -continuó Emmett.
-Creo que deberías callarte la boca -le dijo Jasper.
-Jasper, estamos usando la palabra “pienso”, no “creo”.
-Muy bien. Pienso que creo que deberías cerrar tu boca.
Emmett iba a decir algo más cuando una extraña música comenzó a sonar en el ambiente. En ese momento, aparecieron siete bailarinas que al principio se quedaron inmóviles. No sabíamos cuál era cuál, pues llevaban unos velos que cubrían sus rostros. A los pocos segundos, la música aceleró un poco el ritmo y una de ellas empezó a mover sus caderas con sensualidad. Después se le sumó otra, y luego otra. Así sucesivamente.
El baile era alucinante. Llevaban puestos unos tops, ajustados, y unas faldas que les llegaban por arriba de la rodilla. Ambas prendas estaban adornadas con monedas, por lo que hacía ruido cuando bailaban al compás de la música. Sin embargo, yo ansiaba que alejaran esos velos para poder verlas. Quería saber cuál de ellas era Emma, y con los rostros cubiertos era muy difícil.
De repente, observé que una de las bailarinas se movía de una manera que me resultaba muy familiar. Bailaba con algo de timidez, pero al mismo tiempo con seguridad, como si estuviera bailando sólo para alguien. Su pequeña cintura giraba en círculos; sus brazos movían el velo a su alrededor, marcando los movimientos de su danza. Al verla, sentí que mi corazón saltaba de alegría. Era ella. Mi hermosa y dulce Emma.
Luego de un rato, el baile llegó a su fin y las chicas descubrieron sus rostros. Me alegró saber que la chica que yo había estado mirando desde el principio era Emma. La reconocería aunque estuviera ciego, e incluso sordo. Bastaba sólo un pequeño roce de su piel para saber que era ella.
Las chicas, luego de recibir aplausos y silbidos, cortesía de Emmett, volvieron a entrar a la casa para cambiarse. Me disculpé con los chicos diciéndoles que volvería enseguida, pero no me prestaron atención, pues estaban hablando del baile que acabábamos de presenciar.
Subí las escaleras y caminé en dirección a una sola habitación. Al llegar, golpeé la puerta.
-Adelante -dijo aquella voz que me encantaba oír.
Miré para ambos lados y, luego de cerciorarme de que no hubiese nadie que estuviera mirando, entré. Emma me miró con sorpresa al verme allí.
-¿Qué haces aquí, Jake? Si te ven...
-Tranquila, nadie me vio -la tranquilicé, acercándome a ella y colocando mis manos en su cintura.
Antes de que ella dijera algo, atraje su rostro al mío y la besé. Al principio, se quedó inmóvil, pero a los pocos segundos, comenzó a mover sus labios, siguiendo el ritmo de los míos. Emma rozó su lengua con la mía y yo introduje mi lengua en su boca, disfrutando de su sabor dulce por primera vez.
Mientras mis manos recorrían su espalda, las suyas viajaban por mi pecho y mis brazos.
Acaricié su desnuda cintura y su plano vientre, sintiendo el contacto de su suave, pero fría, piel de porcelana bajo mis manos ardientes. La abracé con fuerza contra mi pecho, tratando de no dejar un milímetro de espacio entre nosotros.
-¡Emma! –gritó Kate.
Rápidamente, nos separamos. Emma tomó mi mano y me llevó hasta la puerta, la abrió y, con cuidado, me empujó afuera de la habitación.
-Será mejor que te vayas -me susurró.
Antes de que cerrara, me incliné hacia ella y le di un corto beso.

EMMA
-Empieza tú, Patrick -le dijo Kate, sentándose a su lado.
-De acuerdo. Recuerdo algo que me pasó cuando tenía 7 años. Después de ver Peter Pan por primera vez, subí a una cama alta, y me tiré creyendo que si pensaba en cosas lindas iba a volar.
Nos empezamos a reír. Éramos Nick, Embry, Seth, Quil, Jacob, las gemelas, Emmett, Holly, Kate, Patrick, Alice, Jasper, Edward, Bella y, finalmente, yo. A mi parecer, dieciséis personas eran bastantes para una simple reunión en el patio trasero de la mansión Cullen, sentados alrededor de la fogata que habían hecho los chicos. Sin embargo, eso no impedía que nos divirtiéramos mucho. Edward estaba sentado al lado de Bella; Bella, al lado de Emmett; Emmett, al lado de Holly; Holly, al lado de las gemelas; las gemelas, al lado de Patrick; Patrick, al lado de Kate; Kate, al lado de Jasper; Jasper, al lado de Alice; Alice, al lado de Jacob; Jake, al lado de Embry; Embry, al lado de Quil; Quil, al lado de Seth; Seth, al lado de Nick; Nick, al lado mío. No podía evitar sonreír de vez en cuando por la mirada que le dirigía Jake a Nick, como si le estuviera diciendo: “te atreves a tocarla y estas muerto”.
-¿De verdad creíste eso? -le preguntó Emmett, quien no podía parar de carcajear.
-Bien, ya que al parecer lo mío es muy tonto, ¿por qué no nos cuentas un secreto tuyo? -lo desafió Patrick a Emmett.
-Está bien. Déjame recordar -Emmett se quedó pensativo durante una fracción de segundo, luego empezó a reírse solo. Nosotros nos miramos como si estuviera loco-. Acabo de acordarme de algo que me pasó cuando tenía unos 16 ó 17 años. Resulta que estábamos en una clase libre, porque el profesor no había venido. Conclusión: estábamos todos haciendo avioncitos de papel para hacerlos volar por toda el aula, dibujando cosas en el pizarrón, cantando estupideces y esas cosas. Era un verdadero caos.
»Bueno, yo estaba hablando con unos amigos míos cuando de repente una de mis compañeras, creo que se llamaba Emily, empezó a reírse y a señalarme. Yo la miraba sin entender nada. En menos de un minuto, el curso entero se burlaba de mí, incluso mis amigos. Harto de no comprender qué pasaba, le pregunté a uno de mis amigos por qué me señalaban tanto. Resulta que tenía un enorme escupitajo en la cabeza.
Empezamos a reírnos con más ganas que antes.
-¿Supiste quién fue? -le pregunté entre risas.
-Sí, un compañero que, al parecer, quiso escupirle a otro que no sé qué le había hecho, pero erró el tiro y terminó en mi cabeza. Luego de eso, recuerdo que empecé a perseguirlo por todo el salón, pero el imbécil era bastante rápido, así que decidí tomar una de las tizas y lanzársela. Lamentablemente, en ese momento entró un preceptor.
-¿Y qué pasó? -cuestionó Holly.
-La tiza le dio en el ojo -respondió, provocando que volviéramos a reír-. Después de eso, me llevaron ante la directora, quien me quería poner una sanción por lo que le había hecho al preceptor.
-¿Te puso sanción? -le preguntó Alice.
-Desgraciadamente. Para colmo, eso lo tenía que firmar alguno de mis padres, pero no pensaba mostrárselos, así que falsifiqué la firma, y la directora nunca se dio cuenta.
-Eres un chico malo, Emmett Cullen -le dijo Alice-. Por eso me caes tan bien.
-Ahora le toca a Edward. ¡Cuéntanos tu secreto! -exclamó Kate.
-¿Por qué tengo que hacerlo? -cuestionó.
-Porque Kate y Emmett hicieron una apuesta, y las apuestas se cumplen, ¿no es así? -respondió Seth, con una gran sonrisa.
-Bien dicho -dijo Patrick.
Edward bufó.
-Bien. Cuando tenía unos 9 años, mi papá y yo estábamos dando un paseo por el campo. En ese momento, resbalé y caí. Cuando me levanté, sentí que tenía algo en mi espalda. Papá me miró y empezó a reír.
-¿Qué tenías? -le preguntó Bella.
-¿Quieres saber?
-Ay, Eddie, no nos dejes en suspenso -se quejó Alice.
-Vuelve a decirme Eddie y no digo nada.
Alice se cruzó de brazos y le sacó la lengua.
-Bien, lo que tenía en la espalda era… excremento de caballo -dijo finalmente.
Emmett empezó a carcajearse, con lo cual sus risotadas nos contagiaron a todos.
-¡¿Por qué?! ¡¿Por qué no estuve ahí para verlo?! ¡Si hubiese estado ese día contigo te habría tomado una foto! -empezó a decir.
-Inmaduro. Por eso no quería contarlo -dijo, dirigiéndole una mirada asesina a su hermano.
-¡Me toca! -anunció Jasper.
-¿Sobre qué vas a contar? ¿Sobre tu primera vez con María? -cuestionó Emmett, con una sonrisa burlona.
Jasper se sorprendió ante ese comentario y Alice lo miró con suspicacia.
-Jazz, ¿podrías explicarme qué dijo Emmett?
-Este… Alice, yo… -balbuceó.
Pudimos ver unas cuantas lágrimas rodando por las mejillas de Alice.
-¡Dijiste que tu primera vez había sido conmigo, que sólo la habías besado! ¡Te odio, Jasper Cullen! -exclamó Alice, sumamente enojada. Se levantó de su asiento y entró a la casa.
-Muchas gracias, Emmett -dijo Jasper entre dientes-. Mira lo que provocaste.
-Oye, yo no sabía que ella no sabía eso de María -se defendió.
-Emmett, te lo había dicho miles de veces. ¡Alice no estaba enterada de ese… dato!
-¡Cálmense! -grité, poniéndome de pie y mirándolos. Observé cómo todos me observaban con sorpresa por mi repentino grito-. Si siguen peleando, no van a solucionar nada. Jasper, te sugiero que esperes hasta mañana para hablar con Alice. Ahora está muy dolida y necesita tiempo a solas. En cuanto a ti, Emmett, la próxima vez cierra la boca. Un día vas a meternos en líos.
Emmett sonrió, se levantó, me cargó sobre su hombro y echó a correr hacia la piscina.
-¡Bájame! -exclamé, echando a reír. Pude ver que los demás se reían.
-Sólo si dejas de gritarme -dijo.
-Está bien, no te gritaré. ¡Ahora bájame!
Emmett me dejó en el suelo y ambos volvimos con los demás.
-Aprende, nadie le grita al gran Emmett Cullen. Soy un hombre fuerte, sexy…
-Un oso -dijo Holly, esbozando una sonrisa.
Emmett la miró con dulzura, atrajo su rostro al de él y la besó. Edward hizo una mueca de asco.
-¿Podrían evitar hacer eso en privado? -preguntó.
-Cállate, Edward. Yo nunca me quejo cuando tú y Bella se besan por ahí -dijo Emmett, rodeando la cintura de Holly.
En ese momento, Kristina se dio cuenta de que ya no quedaba suficiente comida.
-Jake, Holly, ¿por qué no van a buscar más comida y refrescos? -sugirió.
-Buena idea -dijo Karissa, señalando a los lobos-. Estos comen como si no se hubiesen alimentado en años.
Jake y Holly se levantaron de sus lugares y entraron a la cocina. Entretanto, Quil y Seth le dirigían a Karissa una mirada llena de enojo. Me reí por esa escena, con lo cual Embry me fulminó con la mirada.
-¿Te parece gracioso, Emma? -cuestionó, tratando de sonar enojado.
-Sé que no estas molesto, así que no te molestes en fingir que lo estas -fue lo que respondí.
Embry rió.
-¡Le toca a Jacob! -exclamó Kristina.
-Pero él y Holly fueron a buscar más comida para nuestros amigos, los lobos hambrientos -dije, riendo de nuevo.
-Muy gracioso. Sé el secreto que va a contar Jake. ¿Quieren oírlo? -preguntó Embry.
-¡Por supuesto! -contestó Emmett.
-Bien, él me contó que hace unos dos días se besó con Holly, y me dijo que fue el mejor beso de su vida.
La sonrisa que tenía en mi rostro se desvaneció en menos de un segundo. ¿Que Jacob había besado a Holly? Pero si hacía tres días Jacob y yo nos habíamos dado nuestro primer beso. Sentí que mi corazón, de un momento a otro, se rompería en miles de pedazos.
Noté que Edward me miraba; sabía que estaba leyendo mi mente. No me importó. Jacob no me había dicho nada. Hubiese preferido que me lo contara a que me enterara por boca de otra persona, en este caso, mi mejor amigo. Las lágrimas empezaron a correr por mis mejillas, mojando mi rostro.
-Emma, ¿ocurre algo? -preguntó Bella.
No quería estar más ahí sentada, por lo que me levanté y entré a la casa. Desgraciadamente, en ese momento venían mi mejor amiga y mi supuesto novio. Ambos llevaban la comida y los refrescos. Al verme con la cara empapada en lágrimas, Jacob colocó una de sus manos en mi mejilla. Cuando sentí su calidez en mi rostro, más lágrimas salieron de mis ojos. Bastaba sólo un pequeño roce de su ardiente piel morena para que me sintiera mejor, pero esta vez, no sucedió de esa manera. Me sentí más triste que hace un rato.
-¿Pasó algo? -cuestionó.
Aparté su mano de mi rostro y corrí escaleras arriba. Una vez en mi habitación, me tiré en la cama, escondí la cara en la almohada y lloré con gran intensidad.
-¡Te odio, Jacob Black! -grité, diciendo la misma frase que Alice le había dicho a Jasper, sólo que cambié el nombre.
Escuché un golpeteo en mi puerta.
-¿Quién es? -pregunté.
-Soy yo -contestó la voz de Edward.
-Pasa.
Edward entró y cerró la puerta tras de sí. Se acercó a mi cama, se sentó y acarició mi mejilla con su pulgar.
-¿Puedo hablar contigo? -preguntó.
Me incorporé, apoyé mi espalda en el cabecero de la cama y suspiré con tristeza.
-¿Sobre qué? -cuestioné.
-Sobre esas imágenes que vi en tu mente -respondió.
-¿Cuáles imágenes?
-Unas en las que te besabas con Jacob.

Nota de Autor:
Hola mis hermosas y queridísimas lectoras!
Antes que nada, les debo una enorme disculpa por haber tardado tanto en subir el capítulo. Se habían llevado la PC de mi compu y no tenía forma de escribir para ustedes.
Bueno, trataré de subir el capítulo 11 antes de que termine Enero, porque me voy a Neuquén la primera quincena de Febrero, por lo que no podré escribir por 15 días.
Las quiero mucho!
Besos y nos leemos pronto,
Avery

2 comentarios:

  1. Muy buen Cap Avery :D Sólo unas osas que resaltar: Se ve que con el tiempo sin subir al escribir de nuevo se te confundieron los tiempos al principio :P
    Segundo: Si Kate es vampíro no tiene sangre, como es que los neófitos quieren cazarla? Es algo que no entendí xD Lo de las lágrimas ya sé que en tu historia pueden llorar así que no lo resaltó, pero esto si :B
    bueno me encantó el cap, suyper largo pero me lo leí todo :D espero con ansias el siguiente, besos.

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  2. Gracias por tu comentario Soulfics! =D
    Me gustaría aclarar tu duda. Kate, al igual que Holly y las gemelas, son semivampiros.
    El día que no me confunda con los tiempos verbales va a llover, jajajaja XD
    Besos y nos leemos pronto,
    Avery

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